De todo
Hablar o escribir es comunicación y aunque pocos me lean, de catarsis me sirve.
domingo, 1 de noviembre de 2009
Los que se quedan
Los que se quedan.
Dirigida y producida por Juan Carlos Rulfo y Carlos Hagerman.
Un retrato de la vida, de lo cotidiano, del sentir y pensar del otro lado de la moneda, de los que se quedan, de los que tienen que sobrevivir y vivir sin los que se fueron y que dejaron huecos en la vida, hoyos en las emociones, que dejaron mutilada una relación, rota a una familia que extraña, que añora, que envejece y cambia. Seres que resienten hasta las llamadas telefónicas, esas largas distancias insalvables, llegadoras e insatisfactorias, porque no acercan, alejan más de lo físicamente posible.
Un retrato de lo que es el México íntimo, del México que no vemos o también nosotros olvidamos.
Un documental con gente real, conmovedor, sin notas rojas o amarillistas dramáticas exageradas. Qué trabajo cinematográfico tan brillante. Bien fotografiado, excelentemente musicalizado. Esto es un ejemplo de lo que puede lograrse con una buena idea, es ejemplo del talento que sí hay y que no se apoya.
Las familias presentadas en este documental tienen calidez, son honestas, se abrieron a la vista de todos los que vemos este trabajo.
En especial me gustaron Pascual y Juanita, una pareja sola, de edad avanzada. Él nostálgico, con una mirada profunda, triste, ella ama de casa que guisa como en antaño: al fogón, echa tortillas, prepara salsas, le pone sazón a su comida mientras extraña a sus tres hijos que se fueron pa´l otro lado. Cuidan los ajos sembrados por su hijo Marcos, y los cultivan porque Marcos piensa volver y seguir cultivándolos. Qué ternura y esperanza me dejaron ellos dos.
Gloria y Gerardo también tienen mención. Ella espera a su tercer hijo, no le gusta nada la idea de que su esposo esté pensado en volver a irse para los Estados Unidos, pero él piensa que es el único modo de poder seguir viviendo, aunque estén separados. La escena del festejo del bautizo con él pasado de copas es excepcional y muy honesta.
Mi momento de la lágrima fue con la joven chiapaneca, que no diré más para no revelar de más, es un documental que debiera estar en más salas cinematográficas. Es la muestra de que más allá de los efectos especiales, están las grandes historias que bien contadas nos dan por resultado una historia bella como esta.
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