De todo
Hablar o escribir es comunicación y aunque pocos me lean, de catarsis me sirve.
lunes, 4 de octubre de 2010
We are the world 2
Salía en Valle al parque, bueno, no es un parque, pero había columpios, resbaladilla, "sube y baja" y un barco hecho con tubos, y era donde pasaba momentos muy divertidos con mis primos.
"El zapatazo" rifaba. Era columpiarte lo más alto que pudieras y de repente soltar tu zapato o tenis, era lo mismo, el reto era lanzarlo lo más lejos posible. Vaya que pasábamos largas horas en el juego y nunca dejó de ser divertido.
Podíamos ser piratas o marineros en alta mar, subidos en el barco metálico dejábamos volar la imaginación y vivir aventuras épicas dignas de Hollywood.
Las escondidillas en la calle, cubriéndonos detrás de coches y de donde se pudiera, eran geniales, no parábamos.
Subirme con Betty al sube y baja, ja ja ja ja ja, ¡ternurita! confiaba en mí, ella estaba por ir hacia arriba, yo hacia abajo y de repente: ¡CUAZ! dejarme azotar en el piso para que Betty rebotara, vaya placer perverso, ja ja ja ja. Y lo más padre era que ella siempre estaba dispuesta a entrarle al juego, confiando en que ya no la azotaría, y va de nuevo, volvía a hacerlo y siempre era para desternillarme de risa.
Gozaba jugar "ojo de gato" con el escándalo que hacíamos con dicho juego por meter canicas en el contenedor y con la palanca irlas sacando del color que necesitaras, nunca nadie nos dijo que nos calláramos, mamás y tías aguantaban estoicamente nuestro ruidero.
El fabuloso fred de Paquiux me gustaba y era un reto a la memoria.
El horno mágico, ¡cómo olvidarlo! Esos pasteles horrorosos que hacíamos, quedaban crudos, "masudos" feítos... pero ¡vaya orgullo! Eran nuestros pasteles y debíamos comérnoslos, si no ¿quién más lo haría? Se me hace que desde ahí Gabacha sintió su orgullo herido y ahora guisa delicioso.
Mis primos siempre han sido compartidos conmigo, ellos hicieron que mi infancia y adolescencia estuviera completa, nunca sentí egoísmo. Hasta hoy estoy orgullosa de ellos, los adoro, los amo y corro por ellos.
¡Primos, los amo por siempre! Por compartir, por su amor, por sus consejos, por ser oídos sin prejuicios, porque con ustedes paso los mejores momentos de mi vida en familia, porque ustedes son parte de ese motor que me mueve, porque son intimidad, porque me alientan, porque me bien aconsejan, porque son mi historia. Y gracias a mis tíos por tenerlos, por acercarnos, por hacer todo lo posible por mantenernos juntos.
¡L O S A M O!
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