MIA. MIA.

Nena, este ha sido un año intenso, de caer, de levantar, de animarse y encontrar lo que es, lo que verdaderamente es la esencia del ser y de estar. Este camino lo empezaste sola, asustada y confundida, no más. Me tienes a mí de punching bag, de hombro para llorar, de consejera, de confidente y de aprendiz. Te quiero feliz, completa. Paciencia nena, mucha paciencia. Ya te diste cuenta que no existe la magia, existe lo humanamente posible, el paso a paso y poco a poco. Esperar ha valido la pena y seguirás avanzando porque estoy segura que lograrás tus metas y que tendrás tus periodos felices. La felicidad no es la meta, es el estado del camino y vaya que hemos tenido grandes tropiezos, sobre todo yo, que hemos de seguir superando. Mis culpas se han ido diluyendo en el conocimiento de lo que ignoraba, en el subsanar los errores del pasado por esa ignorancia inocente sin mala leche. Te amo como eres, amo quien eres, admiro tu sabiduría y lo inteligente que eres. Me vas superando y a fin de cuentas, de eso se trata la vida, de evolucionar y de aprender a enfrentar los retos y sinsabores que la vida trae tatuada. Paciencia, nena. Paciencia ante la incomprensión. Paciencia ante los estereotipos y la ignorancia. Paciencia ante la lentitud con que a veces nos parecen los procesos. Paciencia en el paso a paso. Tienes todo para lograrlo. Un año más... Un paso más... TE MEGA SUPER AMO. D.A.A.A.