De todo
Hablar o escribir es comunicación y aunque pocos me lean, de catarsis me sirve.
jueves, 19 de enero de 2012
¿Por qué yo no hice paro de labores?
Unión. Unión. No me la creo, no. Me parece que hay intereses personales de por medio y no es el momento histórico perfecto para ello. (Vaya que el 88 lo fue). No voy a generalizar, pero sí voy a hablar en general. Un movimiento que de social tiene poco y sí mucho de político.
Unión. De maestros que no trabajan en equipo y son capaces de sabotear alguna actividad de otro colega que no le caiga bien, todo a título personal. Existe una falta de madurez para respetar la no aceptación del mayoriteo.
No es personal.
Unión. Para el cotilleo, para descalificar, para ser impuntual en los horarios de trabajo y para tener faltas continuas.
Unión. Para decirles a los alumnos que no asistan a clases el día de reyes. Ya... ya... que se trauman los peques por hacer a un lado sus obsequios (los afortunados que los tuvieron) unas horas. Y ante la osadía de algún pequeño en presentarse dicho día a la escuela ¡Sopas! A recibir la mala cara de aquella docente que no los quería ver: -"¿Para qué vienes? Si yo quería dedicarme a rascarme el ombligo esas 8 horas de trabajo"-.
¡Unión! Para pedir que se nos deje salir temprano ese día de reyes porque no hay alumnos ¿así? ¿o más absurdo?
¡Unión! Para tomar café y ver: si pan o galletas pa' la junta.
¡Unión! Para pararse todos al mismo tiempo durante la junta a servirse el cafesito y las galletitas o lo que el paladar requiera e interrumpir, porque la panza apremia.
¡Unión! Para alargar almuerzos en esas juntas donde hay tanto qué hacer.
¡Unión! Para no hacer las obligadas guardias del recreo ¡que nuestro desayuno es más importante!
Y tal pareciera que he dado un monólogo algo derechista y en contra de mi gremio.
No es verdad.
No tenemos sueldazo ni reconocimiento social para esta sagrada y necesarísima profesión. Estamos demeritados y hacen con nosotros lo que se le dé la gana al sistema que igual nos tiene agarrados a su economía.
Somos parte de esa infraestructura que sostiene dicho sistema, no somos un ente aparte.
Somos también ese lado anestesiado para evadir el dolor del abuso, de la desigualdad y de nuestras preocupaciones personales.
También llegamos a sentir esa apatía por el prójimo. Mentira que una marcha nos una. Hay profesores dispuestos a pisotear a sus colegas y aquellos que después de la marcha seguirán haciendo como que trabajan (Insisto, no es general, pero sí he visto muchos casos).
¡Mentira que todos hayan ido a la marcha! Pararon en sus casas y será un día de "asueto" bastante caro. Ese no es apoyo.
A título personal estoy cansada. Mi situación particular no me impulsa al paro. No tuve ganas de entrarle ni tampoco ganas de un descontón en mi salario porque soy jefa de familia con un crédito hipotecario altísimo.
No creo ya en las negociaciones. Las empresas mandan y gobiernan. Las grandes corporaciones deciden el rumbo de los países y a los dirigentes que ocuparán el lugar de representación y lo que ha de hacerse para seguir teniendo a la población en una inconsciencia y adormecida.
Después de casi 25 años de labor como docente me sigue gustando, es más, sigo amando lo que hago. Pero cada día me desencanto un poquito. Al grado de pensar en un plan B y mandar todo al diablo o de plano hacer la retirada del magisterio apenas pueda.
Ni hablar. No es momento para mí. No.
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