De todo
Hablar o escribir es comunicación y aunque pocos me lean, de catarsis me sirve.
jueves, 22 de diciembre de 2011
Saber manejarlas
Las emociones al no ser reconocidas generan enojo, en quienes las sienten, por supuesto, porque al no ser identificadas se salen de control. Esto no significa que debamos callar, evitar sentir y estar muy zen en una situación tensa, no somos de piedra, pero tenemos cerebro y sentir antes de pensar y enseguida hablar (a veces más bien es como escupir) ocasiona muchos conflictos.
¿Por qué el conflicto? Porque le cargamos y achacamos lo que sentimos a otros, los hacemos responsables de nuestras intensidades y malestares y a veces esos otros ni enterados están de la situación.
Hay que hablar de lo que sentimos, sí, pero en primera persona y enfocarnos en las posibles soluciones sin engancharnos en las culpabilidades. Porque es muy fácil buscar culpables, señalar y agredir. Cuando ese otro te interesa, es de tu familia, o lo quieres hay que enfrentar lo que sentimos y tratarlo directamente con quienes sentimos un malestar o enojo. No se vale triangular información. ¿Podré yo solucionar una situación que siente el quejoso en otra persona que no sea yo? Por supuesto que no, puedo escuchar, pero no necesariamente aconsejar. Y si resulta que me están hablando mal de dicha persona y yo la quiero ¿qué pretende el quejoso? ¿Que me ponga de su lado para darle más fuerza a su círculo de malestar? ¿O que yo interceda? ¿Que me lo calle? ¿Que le busque un acercamiento? Pues adivina tampoco soy.
Los seres humanos somos tan complicados para relacionarnos, cuando debería ser todo lo contrario, sobre todo cuando se supone que hay amor de por medio.
Todo esto no quiere decir que permita que me abusen. Como cuando alguien en la calle te reclama algo, por pura mala onda, por puro estrés, porque anda de malas, qué se yo. Si alguien me empuja en el metro ¿le devuelvo el empujón? Y así empiezan las guerras y los sinsabores.
Contextualizar los hechos nos darán una posible solución. ¿Me empujó porque el metro está hasta la madre de lleno? Quizá no fue su intención. En esos casos me repliego y ya, no me engancho en furia, ya no, no vale la pena.
¿Que fulanita dijo que hace 10 años me hizo un favor y ya se me olvidó? ¡Sopas! Entonces no lo hizo de corazón. Dudo mucho que yo no haya agradecido, porque no me caracterizo por ser ingrata. ¿Qué más quiere? ¿Que la alabe por siempre?
¿Por qué a tanta gente le encanta reclamar lo que pasó hace tiempo? ¿Para tener de dónde seguir agarrándose y molestando? ¡Qué tóxico! ¿Y luego se preguntan porque los demás nos alejamos de dichas personas?
La vida nos tiene enfrente tantos retos, tantas complicaciones, para que además se le aderece con chismes, enojos y juicios personales que por lo mismo son tan subjetivos.
¿Por qué los que se dicen espirituales, religiosos, cristianos o lo que sean no practican lo que predican?
"Oh, sí, yupi, yo voy todos los domingos a misa, pero ¡aguas! y alguien no me haga un favor porque lo señalo y lo quito de mi agenda" Son incongruentes.
Sí, hay que amar a otros como a ti mismo. Ajá, cómo no, si discriminan, señalan, critican y tiran toda la mala leche de la que son capaces, eso por no decir de plano que inyectan su veneno.
Sí, Señor, perdona nuestras ofensas como también perdonamos a los que nos ofenden. ¡Claro! pero cuando acabe de rezar le voy a aventar el carro al primer peatón que ose atravesarse por mi camino o llenaré el ambiente a claxonazos porque otros llegaron antes que yo. O hablaré mal de mis propios familiares porque sólo yo soy buena y Dios me perdona.
¿Así o más claras las incongruencias?
¿Y luego me reclaman que me aleje? Si no hay nada más tóxico que una relación así, del tipo que sea: familiar, de amistad, de trabajo, de amor...
Uf, sí parece que tengo enojo, quizá, algo. Pero que levante la mano el primero a quien yo haya agredido por un conflicto que no sea suyo, a quien yo le haya mentido con toda alevosía y ventaja, a quien yo haya metido en un chisme o rumor o agredido nomás por mal humor.
Y lo mismo pediré siempre. Quien me tenga que decir algo: de frente, no detrás e involucrando a personas a quienes quiero y que al final terminarán contándome lo que no me ocultarán porque igual me quieren y ellas sí intentan solucionarlo.
Por hoy he dicho.
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