De todo
Hablar o escribir es comunicación y aunque pocos me lean, de catarsis me sirve.
lunes, 7 de febrero de 2011
Qué poca...
Y ahora resulta que la respuesta de la Presidencia de la República es que Carmen Aristegui se disculpe, y no en sus propias palabras, si no en las oficiales, muy al estilo mexicano.
Carmen no tiene nada por qué disculparse. Dio la noticia de lo que ocurrió en la Cámara de Diputados, donde siempre se están atacando, donde no hay civilidad, donde se dicen y se avientan a bocajarro muchas verdades y también se avientan mentadas.
Si el presidente es alcohólico, en las redes sociales hace mucho que es un secreto a voces, que se atienda, está enfermo. Si no lo es, que salga a desmentirlo. ¿Pero su respuesta fue sacar a Carmen del aire? La manta no la hizo ella, ella no fue a montarla a la Cámara.
Fue objetiva y pidió lo más lógico y centrado en este caso: que se den explicaciones, que se aclare.
Calderón es el presidente de México, pero no es mi presidente, su imaginario en el que vive es una dimensión alterna y desconocida a la mía porque mi realidad es otra, no le creo porque él dice una cosa y realmente está pasando otra. Su investidura no me merece ningún respeto, porque ha hecho lo que ha querido con este país, porque no ha logrado nada y al pueblo no nos respeta.
Con Fox fue Gutiérrez Vivó quien salió y ahora con "jelipillo" sale la gran Aristegui, ¿pues de qué se trata?
¡YA BASTA!
Hoy me tienen harta, hasta la madre, éste es el país de las injusticias, y donde cada vez me es más difícil encontrar los medios para sentirme viva, para ir dando pa'lante y tener la energía derivada de la sensación de bienestar que este mi adolorido México ya desconoce.
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